Paseo educativo (? [libre]

Día nublado. Lo único que se me pasaba por la cabeza un día de estos era salir del encierro de mi casa, por más loco que pareciese me agradaba más salir a recorrer la ciudad cuando las nubes poblaban el cielo, ya que así se podían contemplar mejor los colores de todo, a causa de la clorofila que las plantas y árboles desprenden por la lluvia. Sonreí para mis adentros en cuanto las cosas que metería en mi mochila venían por arte de magia a mis manos. Un bloc de notas, un abrigo, maquillaje y, por supuesto, mi cámara fotográfica conformaban lo que había dentro de mi pequeño bolso. No necesitaba más cosas para ir al destino que tenía planeado para hoy : El Museo. Ese lugar tan admirable que tanto me gustaba visitar, de hecho hacía bastante tiempo que no iba de paseo por allí.

Me colgué la mochila en los hombros y me encaminé hacia allí disfrutando del día nublado como solo yo solía hacer. Pasé por la casa de Ella y no vi movimiento alguno de su parte, seguramente debería estar durmiendo a estas horas. Sonreí y sacudí mi cabeza antes de seguir mi caminata hacia el museo, que por suerte quedaba tan solo a pocas calles de mi vivienda.
Al llegar saqué la cámara de mi bolso y me la colgué sobre el cuello para fotografiar todo lo que llegara a ser de mi interés en este bello e histórico lugar.

Luego de haber quedado mal al líder de la mafia con la entrega de armamento decidí tomarme unas mini vacaciones, de cualquier manera el dinero no era algo que necesitara, si trabajaba con la mafia era sólo por diversión; y todo había sido por culpa de ese estúpido ángel. Si no se hubiera topado en mi camino ese día, el encuentro entre mafias se habría llevado a cabo y hoy yo tendría un rango más alto por la recolección de almas.

Por la mañana, sentada frente al televisor, había escuchado de una nueva pintura, bastante cara, que había llegado al museo de arte, entre otras cosas, como artilugios egipcios. Así que me propuse a mí misma robarlos y luego venderlos en el mercado negro, seguro obtendría un muy buen dinero y, venga, a nadie le caen mal otros billetes en la bolsa.

Así pues, me dirigí al museo, no estaba tan lejos así que decidí caminar esperando que no lloviera porque cada gota que tocaba mi piel era como un diluvio de nieve, me parecía tan fría, claro, viviendo tanto tiempo en el inframundo, todo me parecía frío. Llegué al museo y me llevé la sorpresa de que había prensa y gente curiosa. Tal parecía que las novedades eran el centro de atracción. Entré luego de un rato y estuve paseando sin ver con detenimiento, planeando en silencio cómo llevaría a cabo el robo, y cuándo.

Después de caminar y fotografiar todas las pinturas nuevas que habían llegado al museo decidí tomarme un descanso e ir por una gaseosa de las máquinas que había cerca de la entrada. Después de todo podía volver a retomar mi tarea más tarde cuando todo el gentío se dispersara un poco de los pasillos del museo. Si hubiese sabido que todas las obras nuevas llegaban hoy habría venido unos días después para evitar todo el malhumor que el amontonamiento de gente me causaba.

Llegué a la entrada donde se encontraban las máquinas expendedoras y medité sobre tomar una gaseosa o un café. Después de un par de minutos de pensar suspiré y metí el billete para que me de una café cortado de la máquina. Me colgué mejor la cámara sobre mi cuello y tomé la taza con delicadeza para encaminarme hacia unos bancos que estaban allí pero para mi desgracia y, por culpa de mi torpeza, me choqué contra alguien vertiendo todo el contenido de mi taza sobre su cuerpo. - Lo siento , lo siento - comencé diciendo mientras levantaba mi vista y me encontraba con un cabello rojo como el mismo infierno.

Estaba analizando las piezas, bien, no tanto como analizar pero si las veía detenidamente para ver en cuánto, más o menos, podría venderlas. Seguro pagarían bastante bien por ellas. Si de verdad el museoo quisiera cuidarlas, no expondrían las piezas originales, ¿no? Así que no las extrañarían mucho.
Un líquido caliente mojó parte de mi antebrazo y el jean que llevaba puesto, me giré rápidamente y más bien casi por instinto asesino para ver quién había sido el o la imprudente que no se había fijado por donde caminaba. Iba a decirle un par de verdades, o quizás muchas verdades.
Me encontré con una chica mas o menos de mi estatura, y por lo que podía notar, con un aura bastante... positiva.
—¿Qué no ves bien o qué? —lancé agresivamente —Mira lo que hiciste —pude haberle dicho más cosas, pero tampoco quería llamar mucho la atención, ya suficiente había sido con que ella me mojara con café, ahora tendría aroma a café por el tiempo que estuviera ahí.

Apenas vi a la muchacha que poseía el cabello rojizo me di cuenta de que su aura no era del todo buena, siendo del todo sincera y si mi vista no me fallaba era de lo más maligna. No me gustaba prejuzgar sin conocer pero ya en otras ocasiones había acertado cuando veía las auras de las personas. Además por el tono de voz que empleó al contestarme pude corroborar que no era para nada amable.
- Ya me disculpe, lamento no poder hacer algo más útil - respondí con vehemencia mientras veía como el café había quedado impregnado sobre sus prendas. Debía admitir que había sido un descuido total de mi parte pero la forma en que me había respondido hizo salir mi lado menos amable y por ende esas contestaciones espontaneas que salían de mi boca.

Solté un suspiro. - Si gustas puedo comprarte una playera para que te cambies - le ofrecí a modo de disculpa. Después de todo no podía portarme así de grosera con alguien que ni conocía aunque esta no haya sido del todo amable conmigo. Pero.. ¿Quién lo sería ante estas circunstancias?.

No se porque me estaba comportando amable si la muchacha estaba que echaba chispas de la furia. En realidad no podía entender el por qué de ello, después de todo solo había sido un accidente lo que había ocurrido tampoco para armar un escándalo sobre ello.
No supe el por qué de mi repentino enfado hacia ella o el por qué del apriete de mis puños pero me sentía lo suficientemente furioso como para retractarme de todas las palabras que había dicho, pero por un acto de cordialidad permanecí en silencio ante sus palabras.

Pasaron unos pocos minutos cuando la gente, que se había volteado a ver nuestra pequeña disputa, se volteó y siguió dando vueltas alrededor de todos los cuadros que había para apreciar.
— Ilse pero ese apodo no me molesta— comenté con una sonrisa de suficiencia. Después de todo la amabilidad iba y venía en estos momentos.— Supongo que tu también debes tenerlo a menos que prefieras un calificativo referente a tu actitud comenté mientras jugueteaba con mi cámara corroborando que se haya visto afectada con el accidente del café.
Después de todo me había quedado sin beberme la infusión pero eso no era problema alguno ya que podría comprarme otro en cualquier momento.

Cada segundo que pasaba junto a esta muchacha me percataba más y más que su mirada no dejaría de ser perversa, o al menos así lo percibía yo. Pasaron unos segundos antes de que me respondiera diciendo que su nombre era Lilith.— Para ser una persona de esa índole tienes un nombre bastante bonito— aseguré de modo neutro. Bien evidentemente no podía comportarme de manera que fastidiase porque mi lado amable ya salía a flote con cualquier estúpido halago a su persona. Demás estaba decir también que era bastante bella, pero su forma de ser tan despectiva y arrogante no dejaban que esa parte de ella saliera a la luz.

No tardó demasiado en soltar una de sus frases directas sobre el acontecimiento sucedido recientemente. Al menos ahora no tenía la mirada clavada de los demás ya que eso me hubiera puesto nerviosa y habría empezado a tartamudear, como me solía pasar comúnmente gracias a los nervios y la incomodidad.
— Ya me disculpé por ello— dije mirándola directamente a los ojos, aquellos que tanto miedo podían causar si te detenías a verlos bien. — Ya te ofrecí comprarte ropa nueva por mi error— continué hablando en tono neutro.— Pero aparentemente no quisiste. Así que no se qué pretendes que haga.— Solté sin pensarlo.

Solté un suspiro porque estaba cabando un poco con mi paciencia su comportamiento pero no malgastaría mi tiempo de recreación en discutir con una persona que no conocía. Además su aura no decía nada bueno sobre su persona y había aprendido a no acercarme demasiado a ese tipo de gente sabiendo que la posibilidad de evadirla era lo mejor.
—De acuerdo lo siento, perdón— comenté revoleando mis ojos hacia arriba.—en ese caso me siento culpable así te sientes mejor— comenté y me di la vuelta para retirarme de allí e ir en busca de otro café o quizá alguna golosina, después de todo mi desayuno intermedio se había visto interrumpido por el accidente del vuelco de mi infusión.
—Un gusto volcarte café encima— comenté con ironía sin pensar un poco en lo que acababa de decir. Era más que seugro que mi comentario le molestaría, después de todo ya le había hecho enfadar que intentara ponerle un mote.

Me di la vuelta.—Que tengas buen día— comenté ya de espaldas. Me daba un poco de temor volver a mirar sus ojos, tenía algo extraño en la mirada que me causaba escalofríos en el instante que posaba mi vista en ellos. Además seguramente poco le interesaría si estaba de espaldas a ella o no.