Sweet ice-cream! (Elizabeth)

Un día mas, pero este ha estado cargado de mucho trabajo y cosas que solo le ponen de mal humor. Ya es tarde y para su fortuna el firmamento luce bastante nublado ocultando al astro rey, algo que le favorece en cierta medida ya que no sufrirá las quemaduras que normalmente suelen sucederle cuando sale al sol. Sale de una junta de accionistas, la cabeza le duele demasiado, y tiene unas ganas enormes de destrozarle la cabeza al primer idiota que se le cruce en su camino. Como siempre Marcus intenta calmarla, pero solo consigue hacerla enojar mucho mas, por lo que se marcha en su propio auto.

Recorre toda la ciudad a toda velocidad, el polvo se levanta a su paso, el rechinar las de las llantas al doblar e incluso frenar resuena con mucho estruendo puesto que su enojo es mucho mas intenso de lo que ella pensaba –Esto te costará muy caro Stuart- levanta la voz, mientras sus manos giran el volante hacia la derecha. Casi atropella a una anciana que no se daba cuanta de su auto, cosa que le importa muy poco ya que un vida tan desgastada no le afectaría en lo absoluto a la humanidad.

Luego de varias horas de estar conduciendo, de su móvil llamar a cada 2 segundos siendo su amado esposo el que llama, por fin se detiene y aparca el auto, el móvil nuevamente suena, la pantalla deja evidenciar el número y el nombre de quien le llama, y quien mas si no el mismo que le ha marcado su querido esposo Marcus.

-Te marco mas tarde, o hablamos cuando llegue a casa por el momento ando despejándome adiós

Su tono de voz es totalmente molesto, indiferente algo que no suele ocurrir con frecuencia entre ella y su esposo, puesto que su relación es bastante cimentada. Aunque de ese “problemita” se encargara después; sin embargo un aroma dulce llega hacia ella, comienza a buscar con la mirada el lugar y lo encuentra, y es una heladería. Camina delicadamente hacia el lugar y entra con elegancia, el lugar es bastante simple, el tintineo de una especie de adorno con cristales, algo de muy mal gusto y poca creatividad. Hace rodar los ojos ante ese molesto sonido y se dirige a una mesa, almenos ahí podría calmarse un poco o almenos despejar la mente un momento antes de regresar a casa a una reconciliación que seguramente será bastante provechosa.

Entre su manojo de molestia, crispada y furica, el ambiente no le daba el más mínimo minuto de descanso y de cierta paz, claro, si es que existe. La voz chillona de una mesera pelirroja se acerca para pedir su orden, justo en ese entonces le dan ganas de ponerse en pie, tomarla del cuello tumbarla sobre la mesa y desgarrarle la piel en ese preciso momento, pero respira profundo, ya que lo que menos quiere es un publicado en el periódico de mayor circulación de una mujer muerta a manos de una psicópata imitador de Dracula, eso le provocaría una molestia aun mas grande.

-Hola me traes un Baileys con helado, por favor

La mesera anota y se marcha, sin embargo su móvil nuevamente comienza a sonar, lo busca entre su pertenencias y lo saca, en la pantalla se ve “Marcus”, sonríe hacia un lado, puesto que sabe que no puede vivir sin ella, acepta la llamada y antes de que ella sea quien hable, el comienza adelantarse con bastante desesperación.

Marcus: Eliza por favor, se que estas enojada, lo sé Stuart el día de hoy se sobrepaso, lo se lo entiendo, pero no quiero ver una primera plana en donde digan que un demente imitador de Dracula asesino a personas en un lugar público. Sé que tienes un carácter bastante fuerte y te pido que no hagas una locura, te recompenso con lo que tú quieras, pero no hagas una locura.

La voz de su esposo sonaba bastante asustada y preocupada, lo que logra una amplia sonrisa y cierta mueca fruncida en el rostro de la inmortal puesto que al parecer están sumamente sincronizados en cuanto a modo de pensar.

-Eso intento, trato de calmarme y estar un poco serena, pero lo que quiero es la cabeza de Stuart, y sé que no me la darás puesto que es uno de los socios sumamente importantes de la corporación, pero lo hablamos en casa, nos vemos-

Su voz es más taimada ya que el coraje lo está disimulando muy bien, la mesera llega con lo que la castaña ha pedido, y solamente le sonríe delicadamente, sujeta la cuchara, pero antes de tener contacto con su helado, observa que la cuchara es bastante opaca, por lo que la limpia con una servilleta, para luego comenzar a comer poco a poco su helado, saboreando cada uno de lo sabores entremezclados unos con otros. Hasta que una voz nuevamente la interrumpe, una pregunta por más estúpida se manifiesta, la inmortal observa a la humana, pero es más que evidente que no solo la está confundiendo o solamente quiere saber algo de ella ya que duda mucho conocer aun mujer tan poca cosa.

-Creo que me estas confundiendo querida- musita delicadamente, observándola con esa pose elegante y fina que solamente la ancestral vampiresa posee, es por encima de cualquiera una mujer que resalta por si misma, sin mencionar su exquisita belleza –No recuerdo haberte visto antes, y créeme que tengo una memoria privilegiada- en cierto modo sus palabras son ciertas, la castaña goza de una memoria prodigiosa, y no recuerda el rostro de la humana, pero sobre todo, no recuerda su aroma y su olfato jamás falla.

¿y amí que carajos me importa lo que ese estúpido camarero haga o deje de hacer contigo cría estúpida?

Piensa en sus adentros observando como esta sin permiso alguno ya estaba ahí sentada frente a ella, algo que es de muy mal gusto, pero que se puede esperar de una humana que dice conocerte y que en realidad tal vez busque algo mas que una simple charla vacía y sin fundamento alguno. La chica ya estaba ahí frente a ella, mirándola de una manera extraña ya que por unos instantes la mira con cierta insistencia y luego desvía la mirada hacia otro lado, como si quisiera descubrir algo en la vampiresa, cosa que le da completamente igual. Luego realiza un par de preguntas, que por dentro le hace hacen rabiar - “tengo un rostro común. Yo niña estúpida Soy UNICA”- piensa nuevamente mientras en su rostro se dibuja una sonrisa tenue.

-¿un rostro común?, vaya eso es nuevo, me suelen decir cosas un poco extrañas pero algo así, es la primera vez. Y no, no soy de aquí, soy de Rumania, pero llevo algunos años aquí

Responde a las interrogantes de la chica misma que degusta su helado con bastante peculiaridad, a simple vista sele hace una chica bastante común y de clase media, con pocos modales y tal vez de esas mujeres las que sienten que por poseer un rostro hermoso y casi angelical pueden poseer lo que quieran… lastima porque la Vampiresa es una de las pocas que pueden lograr lo que sea y cuando sea con su belleza.

-Si lees el periódico, tal vez me hayas visto ahí, mi esposo y yo somos accionistas mayoritarios y del D’Arcy Corporation, evidentemente mi esposo es prácticamente el dueño, la gran mayoría de las notas diarias son referidas a la empresa y en algunas ocasiones solemos salir y tal vez me hayas visto ahí y por eso dices que mi rostro te es familiar y común

Almenos intenta despejar dudas, o mas bien dejar en claro quien es jerárquicamente superior, ya que al ser una D’Arcy ya es mucho, puesto que esta familia se ha mantenido por muchísimas generaciones y aun sigue vigente.

Escucha atenta a cada una de las palabras de la chica, aunque nadie se sale con la suya y menos si tiene de frente a la gran Elizabeth D’Arcy, nadie se sale con la suya y menos una simple humana, atrevida y sin modales. Lentamente comienza a entrar en su mente, las palabras que salen de los labios de la morena, alertan a la vampiresa ya que su mente dice todo lo contrario "estúpida y sin educación, ¿qué se puede pedir de un simple humano?", piensa para si misma. Lee lo indispensable y lo que a ella le conviene y continua escuchando cada una de las palabras de la chica, hasta que de un simple impulso, las servilletas vuelan de la nada hacia el pecho de la inmortal, los ojos de la vampiresa se abren como platos, ya que a pesar del viento- que es nulo-, nada puede levantar las hojas de papel con esa fuerza… enarca la ceja y no le da la importancia necesaria, ya que su mejor arma la tiene consigo misma.

Sin que nuevamente le preguntase, la humana comienza hablarle, “¿y eso a mi me importa porque a ti te beneficia en?” dice para si misma, mientras la chica le habla, explica donde trabaja, lo que provoca cierta repulsión a la castaña, puesto que esta compartiendo la mesa con una humana y además una vulgar cantante, sin mencionar su pobreza. Suspira y muestra cierto interés en la plática de la morena.

-Eso es muy cierto, si quieres algo, tienes que hacer cierta lucha para conseguirlo

Sonríe con cierta dificultad, aunque le sale completamente natural, debido a los arduos años de práctica… repasa en su mente lo que le ha mencionado a la joven, y no puede evitar sonreír con cierta satisfacción, ya que si de luchar para conseguir lo que quiere se trata, Elizabeth ha eliminado a todo aquel que se ha interpuesto en su camino y en el de su familia. Sin embargo ella hace relucir su fina y marcada educación, extiende la mano con elegancia hacia la joven.

-Elizabeth D’Arcy… encantada- se presenta y espera a que esta almenos le responda al saludo, sería una grosería por parte de la chica que la ignore y más si esa grosería se le hace a la vampiresa.