El mundo da tantas vueltas [Eiza Lozz]

Acababa de salir del bar que solía frecuentar, había bebido un par de copas de mas y todo el mundo me daba vueltas, me apoye en la pared de la salida del bar, no podía pasar por en medio de la calle y dejar que la gente me viera en esa situación, así que decidí adentrarme en el callejón que había mas cerca, el sitio me trajo escalofríos, estaba muy oscuro, eso hizo que me encogiera de hombros.
Seguía arrastrándome por las paredes de ese callejón chocando contra infinidad de basura que había ahí tirada hasta tropezarme con un cubo de basura y caerme al suelo de cabeza, se oyó un sonido hueco seguido de un grito de dolor que resonó por las calles, lleve mi mano a la cabeza y para mi sorpresa me encontré con que tenia una pequeña brecha por la cual sangraba, retire en seguida la mano ya que me hacia mas dolor, como era normal al ver la sangre de mi mano me marea aun mas de lo que me hacia el efecto de la borrachera, eso hizo que me sentara apoyado en la pared, no podía controlar apenas mi cuerpo, estaba cansado y con nauseas.

Me había tirado días sin salir de casa, y ahora me apetecía salir. Necesitaba una buena dosis de alcohol, y aunque pasaba de hacerlo sola, no tenía remedio alguno. Así que entré al cuarto a ver qué podía ponerme. Encontré mis shorts vaqueros que más me gustaban y cogí una de las camisetas que me gustaba ponerme con ese pantalón, y una vez vestida, salí de casa a la que sería mi noche. Una vez llegué al centro de la ciudad, recorrí las calles en busca de algún sitio con un gran ambiente, pero no había forma, todo estaba abarrotado y cualquiera se metía ahí. Me adentré en un callejón oscuro, y caminé por él sin miedo alguno…
-Genial Eiza, ¿dónde te has metido?
De pronto escuché como alguien tiraba un cubo de basura o algo por el estilo, por lo que tomando precaución, poco a poco me fui acercando a quien fuese que estuviese allí. Al situarme cerca, me di cuenta de que era un chico, y no andaba muy bien por lo que parecía, ya que parecía borracho y tenía una brecha en la cabeza. A pocos pasos de él había un cubo de basura, y supuse que se había tropezado con él y luego caído haciéndose daño. Me agaché junto a él, y pregunté:
-¿Estás bien?
¿Qué si estaba bien? *Eiza, tiene una brecha en la cabeza, ¿y le preguntas si está bien?

Pude escuchar una voz de dulce proveniente de una chica, al alzar la cabeza pude verla allí, me pregunto sobre mi estado pero ya suponía lo que me pasaba, me levante ya que me dio vergüenza de que alguien me viera así y sobre todo una chica, lo hice apoyando mis manos por la pared, y cuando estuve de pie me dispuse a contestarle-Si... tranquila, estoy bien , no tienes de que preocuparte- le dije mientras me rasque la nuca pasando por mi pelo y rozando sin querer la herida, eso me hizo sobresaltarme y volver a acordarme de la herida que tenia en la cabeza-No deberías preocuparte por un borracho como yo...-dije y me lleve la mano a la herida, por como iba no importaba quien hubiera delante y parecía que no me hacia tanto caso la chica, o eso pensaba, debía de curarme para evitar que mas sangre saliera de mi cabeza así que comencé a curarme, de debajo de la mano una pequeña luz blanca se lograba ver.

Tras verme, se puso de pie como pudo, apoyándose en la pared. Tal vez le diese vergüenza que le viese en el estado en el que se encontraba. ¿Qué estaba bien? Pues no lo parecía... se rascó la cabeza y parecía que se hizo daño en la herida pues lo vi sobresaltarse…
-Oye, estarás borracho y todo lo que tú digas, pero tienes una herida en la cabeza y hay que curártela antes de que pierdas más sangre.
No lo conocía de nada, pero tampoco podía dejarlo en el estado en el que se encontraba, y aunque fuese a la fuerza, pero pensaba curarlo. O esa era mi intención, cuando lo vi llevarse una mano a la herida y una luz blanca salía de ella… ¿Acaso era….?
-¿Acaso eres un… ángel? No es muy normal que te salga una luz de debajo de la mano…
Tal vez sí que fuese un ángel, y a simple vista, y lo poco que la luz dejaba verlo, era bastante atractivo. Digno ángel. Solo esperaba su respuesta a mi pregunta, para estar completamente segura de mi sospecha.

Se ve que me había visto, no me había importado ya que no era un ''ángel'', lo era pero mas o menos, a eso solté una una pequeña risotada, un poco molesta de mi parte, pero en mi estado me había provocado risa, la mire fijamente cuando acabe de curarme la herida mas o menos- ¿En serio crees que si fuera un ángel estaría perdiendo mi tiempo emborrachándome, o incluso si estuviera aquí?, yo cree que no... - dije algo brusco, no tenia intención de haberlo dicho de esa manera y podría haber sonado mal.

Me levante del suelo revoloteando mi pelo para que no se notara la superficie de la herida en la cabeza ademas del rastro de sangre, resople y volví a mirar a la chica que seguía ahí - No era mi intención decirlo de esa manera, lo siento de verdad, deja que te invite a unas copas, total, peor de lo que ya estoy no creo que lo este- bromeé soltando una pequeña risotada esperando a que la chica me respondiera- Ah... mi nombre es Chace- me presente con educación mientras limpiaba la suciedad que había en mi camisa.

Tras escuchar una pequeña risa, al haberle preguntado sobre si era un ángel, y su respuesta dije:
-Oye, no te he hecho nada. Simplemente me preocupo y mira cómo me hablas-suspira.-Bueno, ¿estás bien o no? No se veía muy bien esa herida.
Lo vi levantarse del suelo, mientras hacia lo posible para ocultar tanto la herida como el rastro de sangre, aunque por lo menos conmigo ya no se servía de mucho, ya que le había visto la herida, pero supongo que para salir del callejón dónde nos encontrábamos, se la taparía para que nadie más lo viese. Se disculpó por cómo me había hablado, y tratando de calmarme, dije:
-No te preocupes-acepté su invitación.-Vamos, pero no creo que estés en condiciones de beber más-reí.-Encantada Chace, yo soy Eiza.
Lo vi limpiarse la camisa, y una vez un poco más recompuesto, salimos del callejón directos a algún bar.
-Por cierto, si no eres un ángel ¿qué eres? Porque no creo que a todos nos salga una luz de la palma de la mano.

Volvió a preocuparse y asentí con la cabeza mostrando una sonrisa al escuchar su nombre, era un nombre bastante peculiar, nunca antes lo había escuchado. Ahora parecía interesarse por lo que realmente era, no creía que a un humano le interesara ese tipo de cosas, Di dos pasos para quedar en equilibrio y fijar mi mirada en la suya, algo me decía que no era una humana normal pero no lograba saber que era- Pues soy un ángel caído, aquel el cual le fueron arrebatadas sus alas y exiliado del Cielo, ese, soy yo,,, aun que no creo que a una insignificante humana le interese ese tipo de cosas, ¿o no estoy en lo cierto?, ademas, ¿acaso no ves bonita la luz que sale de mi mano?- hice para que mi mano se iluminara por unos instantes pero desapareció enseguida.

Realmente no sabia por que le había contado esa cosa a Eiza, pues seguro que a una humana no le interesaría para nada,me apoye contra la pared notando como la cabeza me daba vuelvat sin parar, eso me mareo.

Tras decirle mi nombre sonrió. Supongo que le parecería extraño ya que no creo que conociera a mucha gente que se llamase como yo. Muchas veces me he preguntado el por qué de mi nombre, y por lo que mi madre me decía, era ella quien lo decidió por un motivo en especial, pero nunca llegó a decirme cual. Me explicó que era un ángel caído, así que eso significaba que había sucumbido a algún pecado capital, y me dio risa cuando me llamó humana insignificante, a lo que no pude evitar decir:
-No soy una humana Chace, y mucho menos insignificante. Pero creo que no prefieres no saber qué soy en realidad. Créeme.
Lo vi cómo hizo para que su mano se iluminara, y antes de que esa luz se fuese, toqué la palma de su mano. Pero tan pronto cómo se apagó, retiré la mano.
-Pues sí. Hay que reconocer que es bonita, y supongo que tras dejar de ser un ángel para ser un ángel caído, parte de tus poderes, se fueron…
Observé que se apoyaba en la pared, tal vez mareado debido a la borrachera que se traía encima, y acercándome a él y poniendo una mano en su hombro, pregunté:
-¿Seguro que estás bien? No tienes buena cara.

Escuche que me decía que era mejor no saber que era ya que no me gustaría, ¿bromea esta chica?, pensé, habían tan pocas cosas que me disgustaban que no llegaba a caer en lo que seria. Intente olisquear para ver si detectaba algún olor familiar pero tenia la nariz tan congestionada que se me era incapaz, así que decidí esperar a que ella me lo dijera- Vamos, seguro que no es para tanto Eiza, ¿me vas a decir que tu eres un demonio?. bromee mientras solté una carcajada, aunque fuera en broma, no me agradaría que se tratara de un demonio.
Note como toco mi palma segundos antes de desaparecer la luz y oí lo que sabia de los ángeles caídos, tenia razón en lo que decía-Si, y eso que acabas de ver es mi don de curar, desgraciadamente no puedo curar heridas tan graves o simplemente curarlas del todo o en su mayor parte- confesé, explicando que era lo que había echo anteriormente. Eiza apoyo su mano sobre mi hombro volviendo a preguntar por mi estado- Bueno... no te voy a mentir, llevo una buena cogorza y apenas puedo con mi cuerpo... siento estar amargándote este día...- mire hacia otro lado, no podía creer que pensaría de mi Eiza tras estar viéndome en ese estado-

Reí cuando vi que intentaba olisquearme para ver si así, a través del olor, conseguía algo, pero debido a su estado de embriaguez, tal vez ese sentido no le fuese muy bien.
-No, no un demonio. Soy una vampiresa, Chace.
Escuché su explicación ante mi pensamiento. No podía curar heridas graves ni curarlas del todo, pues sí que le había costado cara su osadía…
-Eso quiere decir que no te has podido curar del todo esa herida que tienes en la cabeza. Será mejor que vayas a curártela, Chace, o que vayas a un hospital o algo, no vaya a ser que se te infecte.
Sonreí cuando, después de decirme que no podía consigo mismo con la que se tenía encima, se disculpó porque pensaba que me estaba amargando el día.
-No te preocupes, llevo un par de días sin salir de casa y esto es lo más interesante que me ha pasado esta semana.
Comprobé cómo miraba a otro lado, y cogiéndolo de la barbilla, hice que me mirase y dije:
-No te preocupes, en serio. No pienso nada malo y para serte sincera yo también iba dispuesta a emborracharme-reí.

Escuche lo que me dijo pero no sabia si era cierto o no, si era un chupa sangre cambiaría de emoción, pues esa raza no me gustaba mucho, había conocido vampiros amables, pero la mayoría con los que me había encontrado habían resultado ser unos cerdos, aun que quizás debería dar una oportunidad a Eiza para que me demostrara que no era como los demás-¿Has dicho vampiros? por que si es así debo decirte que no me agrada demasiado tu especie ... ademas de saber por que razón no debería atacarte- le pregunte.

Se preocupo por la herida pero no tenia intención de curarmela mas, ya tenia lo que quería curado y con eso podría seguir adelante, la idea de ir al medico no me agrada desde pequeño y hasta la edad que tengo aun seguía con el mismo miedo-No... tranquila, yo puedo con esto, ademas los médicos no tienen el poder de sanar al igual que yo- le respondí ante su proposicion.
La escuche afirmar que ella también iba a beber para estar como yo, o eso entendí, la verdad es que seria una buena compañía, pero todo dependía de que no fuera a hacer nada.

Vi cómo se le cambiaba la cara cuando le dije lo que realmente era: una vampiresa. Y su cara no me gustó para nada. Escuché atenta lo que me decía, a lo que respondí:
-Sí Chace, soy una vampiresa. Pero no entiendo por qué no te agradan los de mi especie, y otra cosa te digo. El que no soportes a otros vampiros por cómo sean, no significa que yo sea igual que ellos. Y la razón por la que no deberías de atacarme, es porque simplemente no te he dado motivos para ello, al contrario, me estoy preocupando por ti.
Parecía que la idea de ir al médico no le hacía gracia. Reí ante ello, ya que era normal que no agradasen los hospitales, pues a nadie le gustaba.
-Pero de todas formas no estaría mal que te viesen. No se veía muy bien ese golpe.
Bueno, si no quería ir no podía obligarlo, de todos modos él ya se había curado, o casi.
-Y dime, ¿sigue en pie esa invitación, o te has arrepentido al saber que soy una vampiresa?
La verdad es que era mejor emborracharse con alguien que sola, pero a decir verdad no me importaba mucho, pero la cosa aquí era que no me atacase o tendría que defenderme, y por una vez, quería tener la fiesta en paz.

Las palabras de la joven chupa sangre estaban llenas de verdad, no la atacaría, o por lo menos por el momento, ya que se había portado bien conmigo y no había mostrado ningún tipo de molestia, pero por otra parte, no iba a estar con la guardia baja-

No hay de que preocuparse por la herida, como todas ya se curaran, ah, y lo de si sigue en pie, ten claro que si que sigue en pie, este borracho aun puede con unas copas de mas - dije mostrando una amplia sonrisa seguida de una carcajada leve
Y espero que puedas aguantar tanto como yo, pero bueno, siempre puedes rendirte para no pasar vergüenza- bromea dejando asomar un poco la lengua en tono de burla-

Espere para ver cual era la reacción que tenia tras haberle dicho esto, esperaba que lo tomara como un reto, si lo aceptaba volvería a la rutina de antes.

Decidí no insistirle más en que fuese a que le mirasen la herida, él no quería ir y yo no iba a obligarlo. Reí cuando dijo que aún seguía en pie lo de invitarme a unas copas, a lo que dije:
-De acuerdo. Pero la pregunta es… si ambos nos emborrachamos, ¿cómo hacemos luego para llegar cada quien a su casa?-reí.-Bueno, da igual, ya lo veremos. Por lo pronto vamos a comenzar la noche, y ya se verá.
No pude evitar una carcajada cuando oí sus últimas palabras, y contesté:
-No te preocupes, tengo bastante aguante. A ver si eres tú el que no es capaz de aguantar tanto o más que yo-lo pinché.
Estaba claro que era un reto por su parte, y a mí los retos me encantaban y ya que no había más que hacer… ¿por qué no? Además, lo más seguro era que no lo dejase pagar a él solo, ya bastante había tenido por esta noche con ese golpe en la cabeza.
-¿Nos vamos?-pregunté.

Reí al escuchar lo que dijo ya que tenia razón, pero bueno para algo estaban los taxis y no seria mala idea ir en uno a la vuelta. Pude escuchar como desafiaba mi aguante, realmente podía aguantar, lo que no aguantaría seguramente seria la resaca que tendría al día siguiente, pero siempre se puede descansar.

Bueno eso habrá que verlo cuando comencemos a beber, pero tu haz lo que te he dicho, no tienes por que emborracharte a mas no poder, ya se que ganare yo - volví a soltar otra leve carcajada y cuando pregunto si íbamos al local asentí con la cabeza, esta chica parecía maja a pesar de la raza que era, quizás, no todos los vampiros tienen que ser iguales, por hoy, haré una excepción-¿Y que es lo que te gusta beber Eiza? bueno, a parte de la sangre-bromee esperando su respuesta mientras andábamos hacia la entrada del local-

Lo vi reír ante lo que dije, y no pude evitar reír con él. Estaba claro que nos desafiábamos mutuamente, y que esto no acabaría hasta ver quién aguantaba más. Por un momento se me pasó la cabeza la resaca que tendría al día siguiente, ¿pero eso qué más daba ahora? En ese momento estaba acompañada de alguien que no conocía, y sin embargo, me iba a emborrachar con él. Vaya maneras que tenía de conocer gente. Además, no se le veía peligroso ni nada, y tampoco es que fuese a hacerme nada, pero si veía alguna mala intención, siempre podía hacérselo pagar, pero por el momento estaba todo bien. Reí con sus palabras:
-Oye Chace, no te sepas ganador antes de tiempo. Además, no sabes lo que puedo aguantar, y tú ya estás tocado-lo miro divertida.
Emprendimos camino hacia uno de aquellos bares que había visto antes, cuando escuché sus palabras, y reí por su broma.
-Pues me gusta beber de todo un poco. Whisky, ron, coñac, todo me vale. Y tranquilo, que por el momento, tu sangre no me interesa. ¿Y a ti?
Salimos del oscuro callejón dónde nos encontrábamos, y lo miré bien. Era bastante guapo. Castaño de ojos azules, alto y buen cuerpo. Nada mal, pero nada mal.
-Oye, no me había dado cuenta allí en el callejón, pero estás bastante bien.
No sabía cómo acabaríamos la noche, pero ahora que estaba cuerda, podía decirle lo que pensaba, y lo que le había dicho, era lo que pensaba.