¿te atreves a convivir conmigo? [Melanie Shepard]

El ruido de los automóviles, el bullicio de la ciudad y los ladridos de los perros eran un contaminante para mis oídos en esos momentos. Fue lo primero que escuché al bajarme de mi auto parqueado en las afueras del restaurante. Era de noche. Una noche sin luna, donde el viento gélido soplaba con fuerza en esos instante moviendo las copas de los pocos árboles que habían plantados por las aceras. Las calles iluminadas por toda clase de reflectores apostados en los almacenes que había en la ciudad. Una gran masa de personas iban y venían en una ajetreo en busca de diversión algo que resultaba tentador ante las miradas de las mujeres que buscaban una noche de aventura. Pero en esos momentos no estaba para eso.

Me detuve ante las puertas del restaurante para echarle un vistazo a mi reloj, no eran mas de las ocho y media y mi invitada probablemente aun no habría llegado, conociendo a las mujeres como las conozco me dejaría esperando por lo menos media hora mas. Lo pensé un momento mientras pasaba en frente mío un grupo de chicas con no mas de veinte años quienes se reían estúpidamente al verme, mostrando ese gesto que ya tanto conocía. Me dieron ganas de ir tras de ella, el instinto me lo decía, de todos modos para eso trabajaba yo. Seria un honor tener a ese grupo de chiquillas bajo mi poder dándome puntos para estar entre los mejores. En realidad eso me importaba poco pero ¿que seria de nosotros sin objetivos?

Las ignore concentrándome en lo que había venido. El suave aroma a comida italiana que provenía del interior restaurante capto mi atención haciendo que abriera la puerta y me adentrara a la mesa que había reservado. Un bonito lugar para un encuentro. Nada mas y nada menos que uno de los mas caros de la cuidad y por ende el mas apetecible. Ya era un cliente habitual, por eso no me sorprendió la atención que recibía por parte de los empleados.
—Señor Delacourt, tenga usted una cordial bienvenida—con una sonrisa en su cara me recibió uno de los empleados, un señor senil, si se puede decir, el que casi siempre me atendía— ¿pasará de inmediato a su mesa?

No lo determine ni siquiera, solo me limite a caminar hacia donde se suponía me sentaría a esperar esa media hora. No acostumbraba a hablar con nadie en ese lugar. Solo recibían de mí órdenes de lo que yo necesitaba. Ordene mientras esperaba un champagne y una botella de vino y unos que otros pasabocas para distraerme.

La noche aun era joven y seria muy interesante lo que se desenvolvería, solo me restaba esperar a que mi invitada se dignara a aparecer.

Después de varios anuncios para buscar a alguien para compartir la casa, al fin llamó alguien que logró convencerme para conocernos y hablar sobre ello.La verdad es que no tenía mucha necesidad de un sueldo para sobrevivir a base del alquiler porque tenía mis trabajillos como cantante, pero lo que más me apenaba era no tener a nadie en casa, había estado acostumbrada a vivir con mi madre y mi abuela, hasta hace dos años que me quedé completamente sola, y la casa se me venía encima completamente sin nadie con quien charlar o divertirme un rato antes de dormir, necesitaba gente, quizás echaba de menos una familia, o algo de compañía cuando el resto de mis amigos tenían que compartir su vida con la suya, en realidad no lo sabía pero ese vacío se me ocurrio llenarle compartiendo mi vivienda con alguien.

El chico se llamaba Sebastien Delacourt, y la verdad es que no lo conocía de nada, me citó esta noche para cenar en el restaurante italiano que estaba más de moda en la ciudad.Por mi, estaba encantada, me encantaba , la comida italiana era mi favorita , aunque no era precisamente el lugar que yo hubiera utilizado para hacer negocios.Pero en fin...¿Qué más da dónde esté la mesa si los buenos negocios siempre se realizan en comidas o cenas?.Había escuchado hablar de ese lugar, no era un sitio para presentarse en chándal, así que me puse un bonito y escotado vestido negro con unos zapatos stiletto de tacón de aguja, solté mi pelo y sin más joyas que unos largos pendientes en forma de lágrima me dispuse a salir de casa, cogí un taxi que me dejó en la puerta del local, y me acerqué para preguntar si la persona con la que había quedado, había llegado.

-Buenas noches, me preguntaba si ha llegado el señor Delacourt, tengo una reunión con él.
El camarero de frac negro enseguida me dió las indicaciones.
-Buenas noches Signorina, el señor le espera en su mesa,¿Me permite?-Dijo cogiendo mi abrigo.-Grazzie-Contesté haciendo gala de mi dominio italiano, una vez colgó mi prenda me invitó a seguirle por el restaurante hasta llegar a mi mesa.Donde un chico realmente atractivo aguardaba.El camarero prometió volver a tomar nota, y entonces me dirigí para presentarme en persona.

-Bonito lugar ¿Eh?.Melanie Shepard, mis amigos suelen llamarme Mel-Me presenté con una sonrisa amable mientras aún de pie le tendía mi mano para estrechársela.Fue entonces cuando me percaté de el aura que le envolvía, un demonio, él chico era un demonio.¿Pero qué le llevaría a uno de estos seres a querer compartir casa con una desconocida?Mi instinto me decía que me marchara de ahí enseguida, pero mi curiosidad...no hizo más que retenerme allí para averiguar más.

Sentado en el lugar donde me encontraba, uno de los lugares mas privilegiados donde la iluminación hacia contraste con mi traje. Unos arañas colgaban del techo encima de la mesa, la cual estaba decorada con unos lirios en un florero de cristal fino y un candelabro dorado sostenían unas cuantas velas que servían mas que todo de adorno porque la llama no era necesaria.

Un suave aroma a pastas llegaba desde la dirección de la cocina abriéndome el apetito. Las mesas aledañas, ocupadas principalmente por parejas que mostraban sus sentimientos melosamente hablando tan cerca como podían mientras esperaban el pedido, se respiraba un ambiente glamoroso y silencioso, cosa que era la razón por la cual me gustaba ir a ese sitio, así fuera solo o acompañado.

Una chica de finos cabellos dorados también esperaba desde hace minutos a su acompañante, estaba algo nerviosa o desesperada, lo que me hizo formar una sonrisa en mis labios. Parecía como si el constante tintineo de los cubiertos la estresara más de lo que estaba.
Buscaba algo de entretenimiento mientras esperaba. Era muy bueno esperando, algo paciente para mi naturaleza.
— ¿Porque no echas un vistazo hacia tu derecha?—hable a su mente y automáticamente obedeció la orden. Estaba listo para pararme y acercarme a ella cuando otro aroma se cruzo en mi camino y la vista de una silueta femenina capto mi atención, se dirigía a mi mesa y no pude pensar mas nada aparte de que era mi posible compañera de casa.

Se acerco a mi mesa con una sonrisa y me tendió la mano. Escuche su comentario muy atentamente y me erguí para estrechar su mano y darle un recatado beso en el torso de su delicada piel. De profundos ojos castaños y cabello que adornaba las finas facciones de su rostro no se podía negar que Melanie Shepard era una mujer para desear — Mucho gusto, Señorita Shepard —dije después de soltar su mano, le brinde una sonrisa—ya esperaba con ansias su presencia. Tome asiento, por favor—le indique señalando el puesto en frente mío- Y a lo que vinimos.

Llame al mesero que siempre me atendía para que la dama pidiera lo que le apeteciera mientras que vertía en otra copa un poco de champagne. Mire esos ojos profundos color chocolate mientras me sumergía en ellos— ¿que es lo primero que quisiera saber, Mel? ¿Porque puedo llamarla así, no?

Me sorprendió su forma cortés de besar el dorso de mi mano,acariciándolo suavemente con sus labios.- Lo mismo digo, señor Delacourt-Le dije devolviéndole la sonrisa, había que reconocer que el Demonio tenía una sonrisa preciosa y era realmente encantador.

La verdad es que era un lugar extraño para ¨hacer negocios¨ más bien tenía pensado traer aquí a mi próxima cita que realmente mereciera la pena, el lugar era realmente precioso, parecía sacado del Renacimiento italiano.

Tomé asiento en el lugar en el que me indicó, con cuidado de no arrugar mi vestido.Hizo un gesto al camarero para que viniera y llenó mi copa -Gracias-Dije de forma amable.Me fijé en que tomaba algunos entrantes.

-Tomaré lo mismo, tiene muy buena pinta...-Le dije al camarero que se acercó y después de que se fuera continué hablando sin ningún tipo de tapujos.
-Claro, me gusta que me llamen así, bien, debes saber Sebastien que se exactamente lo qué es, y que no soy una humana corriente, y que no te tengo miedo a pesar de venir del mismísimo averno-

Le dije en voz baja y en un tono de voz de lo más normal.Sabía que mi respuesta le dejaría a cuadros, pues él no tenía la capacidad de leer las auras y por lo tanto desconocía qué tenía yo de especial.
-Debo decir que nunca lo hubiera imaginado, pero creo que igualmente podremos convivir.Aunque quisiera hacerle saber que no toleraré actos fuera de las leyes en el domicilio-

Dejaba claro que no podía cometer ningún tipo de atrocidad mientras viviera en casa.La verdad es que el chico tenía cara de ángel pero no podía olvidarse una de lo qué era.Cogí mi copa bebiendo un trago del exquisito y dorado elixir.Quizás pudiera traer al ¨lado bueno¨ al demonio, casi sin darme cuenta mi nuevo compañero de casa se había convertido en un reto para mí.

Su comentario me dejo algo perdido aunque sabia muy bien que este dichoso mundo estaba lleno de cualquier cosa. Se me hizo un nudo en la garganta al no saber a lo que se referia ella con eso. Por lo que podía darme cuenta conocía lo que yo era: un demonio, solo que me dejo atónito el no reconocer su posible raza. Aletee suspicazmente las fosas nasales tratando de captar su aroma pero todo lo que obtuve fue un suave olor proveniente de su perfume. Ningún esencia seria demasiado fuerte como para tapar el verdadero olor. La recorrí con la mirada mientras buscaba en mi mente las características físicas de las especies que conocía y aunque ella era hermosa, aun tenia un aire de la especie humana. No creía que mis instintos me fallaran así que opte por tener una mente abierta a posibles nuevos misterios por descubrir.

— Me a dejado confundido, Señorita Shepard— Respondí ante su primer comentario mostrando una sonrisa de labios apretados y optando una postura despreocupada- Usted es algo directa y ¿qué le hace pensar que vengo del mismísimo averno? ¿Hay algo que sabe mas de lo necesario?

Me incliné Sobre la mesa colocando los codos sobre esta y apoyando en mis manos mi barbilla mientras la miraba fijamente a los ojos tratando de penetrar en su mente, cosa que no podía y alerto aún más mi curiosidad. Pero no lo demostré simplemente porque esperaba saber aun mas de esta singular chica—Usted dice que no cometa actos fueras delas leyes, ¿Qué clase de persona cree que soy?

Dejé la pregunta a la deriva para ver que tanta información podría obtener. Si ella y yo seriamos compañeros de vivienda quería saberlo todo. Y me agradaba aun mas la idea de que ella no fuera alguien tan particular, alguien del montón humano. Seria agradable conseguir algo de diversión en este encuentro

-Simplemente se lo que debo saber de usted, señor Delacourt-Contesté en el mismo tono de voz que él había preguntado, una sonrisa suave escapó de mis labios, que una bruja inquietara a un demonio no era algo que se viera todos los días, y en cierto modo, podría decirse que hasta en parte me estaba divirtiendo con este particular juego que se había creado.

Y no, estaba segura de no haberme equivocado, su aura le delataba, a pesar de querer evitar decir lo que era.El joven tenía un aire sobrenatural, que dejaba ver su verdadera naturaleza destructiva.

-Bueno..se que eres un demonio... lo supe desde que te presentaste, pero no parece que seas una mala persona...en el fondo-Le dije casi en un murmullo comenzando a tutearle, pues me había cansado de tanto trato formal.Para nada, el trato desde que había llegado por parte de Sebastien había sido más que agradable.

-Me gustaría saber algunas cosas sobre tí, cuéntame, a que te dedicas...cuales son tus hobbies...no se...cuéntame algo sobre tí que me ayude a dar el visto bueno a nuestra convivencia...-Le sugerí con una sonrisa clavando mi vista en él, el chico era bastante atractivo, tenía esa ¨chispa¨ especial que te hacía volver la vista hacia él nada más verlo.Algo realmente peligroso, pues con aquello tenía ganado arrastrar tu alma humana al mismísimo infierno.

-

Mire fascinado el movimiento delicado de sus labios y alcé una ceja ante su primer comentario. Que me quedara claro, la chica no le gustaba dejarme en la ignorancia. Una pequeña risita se escapo interrumpiendo el momento formal que teníamos hasta ahora y sonreí mas abiertamente cuando la observe desde otra perspectiva.

Mi semblante cambio en el momento en que confeso lo que realmente era. Me erguí en mi asiento nuevamente recostándome al respaldo de la silla mientras miraba su forma de desenvolverse mientras conversaba. De algo estaba seguro: Ella no era una hermana normal. Repasé fugazmente mis observaciones. Primero, mis poderes sobre ella eran inmunes; Segundo, sabia que yo era un demonio ¿seria posible, entonces, que supiera la existencia de las demás razas? y tercero y lo que me inquietaba mas: el hecho de saber lo que yo soy no fue cuestión para alejarse de mi, ni mostrar ningún signo de temor, a menos que ella e realidad no sepa el gran peligro que representa mi especie.

Me sentía indefenso porque sabia que ella era diferente, tenia algo que yo no encontraba que era y eso no me gustaba. Me acomodé en la silla y mostré una sonrisa sin delatar mi repentina incomodidad ante la situación; No comente simplemente dejé que siguiera hablando y tratar de captar mas de lo que me podía decir.

Tomé un trago de mi copa y volví a mirarla a los ojos cuando ella hizo lo mismo —Muy bien, Mel— Usé su nombre de pila con confianza al verla tan risueña e interesada en mi vida— Antes que nada quisiera saber primero mas de ti, ya sabes que soy un demonio, y no te lo niego. Pero ¿Cómo sabes eso?, digo, ¿Eres humana, no?.

Tenia un montón de preguntas formuladas en mi cabeza y todas se amontonaban ansiosas como parásitos de ser respondidas; No sabia cual formular primero, pero para eso habría tiempo, haría que respondiera cada una de mis inquietudes.
Pasé una mano sobre mi cabeza como una acción casual aguardando pacientemente que la figura encantadora y provocativa mente femenina aplacara todas mis dudas

Estaba dispuesta a escuchar algo por su parte cuando, el chico cambió de tema radicalmente, al parecer estaba mucho más interesado en conocer porqué sabía lo que era y parecía demasiado confundido en cuanto a saber lo que yo era en realidad.
-No quiero que te sientas incómodo-Una sonrisa suave se dibujó en mis labios-No cazo demonios ni nada parecido,no represento un peligro para tí , y si, soy una humana mortal, pero tengo algunas ventajas, algunos poderes sobrenaturales que heredé de mi familia, por ahí fuera nos llaman brujas, a algunas de las mías las quemaron en Salem, pero a nosotras nos gusta que nos llamen hechiceras. Le expliqué con tranquilidad y voz pausada, intentando que comprendiera dónde iba a meterse, pues tampoco quería engañarle desde el principio, al fin y al cabo él no había negado lo evidente, así que también había sido sincero.

Enseguida llegaron aquellos entrantes, que puse en medio para compartirlos, le dí un trago a mi copa, dejando que el intenso sabor de aquel buen champán llegara a mis labios antes de probar el primer bocado de lo que habían traído.Un poco de queso provolone, lo comí despacio saboreando aquella textura,mientras me deleitaba con la reacción de sorpresa de mi acompañante.Luego reí un poco.

-Se que no es lo que esperabas...pero...es así, piensa que al menos, no tendrás que ocultarme tu verdadera naturaleza si un día quieres utilizar alguno de tus poderes-Le dije, la conversación era de lo más interesante; y estaba pasando sin duda un rato agradable.Se me ocurrió gastar le una pequeña ¨broma¨, miré a ambos lados y cuando me dí cuenta de que no miraba nadie hice que uno de los canapés se desplazara hacia el plato vacío de Sebastien en un abrir y cerrar de ojos.Algo que sin duda le sorprendería.Luego disimulé mientras jugueteaba con mi pelo, con unas ganas tremendas de echarme a reir tras su sorpresa.